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Pedro Avila

Pedro Avila Gendis (b. Camaguey, Cuba).  He graduated in Fine Arts at Ignacio Agramonte Cultural Center (Camaguey, 1975). He has exhibited his work in Miami, Los Angeles, Wien, Havana, Lisbon, Madrid, San Salvador, and Buenos Aires, among other cities. His work is part of several public art projects located at the University of Havana, Faro City (Portugal), Marina Hemingway (Havana), and the hotels Oasis, Turquesa and Villa Cuba, in Varadero, Matanzas. His work is part of several private collections in the U.S., Cuba, Spain, Portugal, Austria, among other countries. He received the award “Targa d’Oro Citta di Gubbio 2010.” 5th Ressegna Internazionale di Arte Pittorica, Gubbio, Italy. 

 

“The abstract expressionism of Pedro Avila Gendis is translated into gestures, stains and colors as a reflection of mental and emotional states, which at first glance appear to ignore reality, but which in essence constitute another way of representing it. His oeuvre is more closely associated with ‘lyrical abstraction,’ specifically to the Informalism and Tachism that arose in Europe after World War II. Avila Gendis reaffirms himself through the act of painting. Although on canvas, he materializes and immortalizes his reaction to external stimuli, his work is not reduced to pure spontaneous gestures. In his work, rationality is the essential ingredient. His pieces evidence the imprint of the creative process. A keen observer can perceive the different stages of the same, the different planes that arise on the canvas, how the color is balanced to communicate emotions, how the transparencies and textures are experimented with and exploited to the maximum. For Avila Gendis the act of painting is an intellectual exercise in communicating emotionally and psychologically with the viewer.”

 

Fragment retrieved from the essay written for the exhibition “Shared Secrets” by Raisa Clavijo.

La Odisea de Pedro Ávila Gendis

Roxana M. Bermejo

 

Siempre he considerado una actividad estéril el interpretar la pintura abstracta a través de herramientas figurativas. Resulta este un vano ejercicio en el cual el espectador tiende a equiparar lo que desconoce a lo conocido. La idea de hallar un algoritmo para descifrar las formas es tan errada como la intención de analizar al hombre que está tras el pincel, fuera de su horizonte de circunstancias. El artista es -me atrevería a categorizar- siempre una suma continua de pequeñísimas historias personales, de intertextos, de secretos, silenciados o compartidos.

 

Precisamente, bajo el título de Shared Secrets (Kendall Art Center, 23 de septiembre-21 de octubre, 2016) nos llega la más reciente exposición del artista plástico Pedro Ávila Gendis, quien naciera en Camagüey en 1959. El autor, cubano de aquellos que se llevan la Isla en la maleta, no puede menos que evocar asuntos fluviales en sus obras. La naturaleza, herida, curtida, viviente, se levanta sobre la superficie cuadrangular de sus abstracciones, con un ritmo homogéneo y vibrante de rojos, blancos, grises y amarillos. El mar, sin estar explicitado por la presencia de tonos acuosos, fluye por las paredes del Kendall Art Center, inundándolo todo... un mar corpóreo que se me antoja incuestionable, aun cuando hasta el momento era yo quien defendía la inocuidad del lenguaje no figurativo. Pedro Ávila Gendis no es, sin embargo, un artista que insinúe a través de sus formas: es un artista gestual, expresionista, abstracto como muy pocos. Lo que sucede, quizás, será cuestión de empatía, será la maldita circunstancia de que autor y espectadora comparten la misma isla en las entrañas. Y el mar -¡Oh, el mar!- resulta siempre para el cubano un motivo recurrente. Entonces, lo concibo impetuoso, desde mi lectura personal, bañando a cada una de las series que componen esta muestra (La voz de la tierra, Paisajes Sublimes y Espacio interior). 

 

A la postre, no dudo que esta extraña sensación de naturaleza en vilo, de profundidad marítima... sea tan solo una prestancia mía, una necesidad de -como planteara antes- retornar a los orígenes por el camino ya andado; pero de sobra sé que no soy la única persona carente de mar cubano en la Florida. Es por ello que recomiendo, a todas luces, vivenciar en carne propia la condición de humedad que nace de la obra del pintor, cuando se penetra la galería. Ese mar (o no mar) de Pedro Ávila Gendis insiste en recordarme aquel poema inmortal de Miguel Ángel Asturias: Íntimo amigo del ensueño, Ulises/ volvía a su destino de neblina,/ un como regresar de otros países /a su país. Por ser de sal marina. 

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