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Aldo Menéndez, 20 años de creación


Pensar en esta exposición Retratos en chino. Aldo Menéndez Retrospectiva (1999-2019), es pensar en muchos años y recordar muchas cosas. Conocí a Aldo Menéndez (Cienfuegos, Cuba, 1948) allá por 1986 en el ya antológico Taller de Serigrafía René Portocarrero, cuya dirección compartía junto a su responsabilidad frente al Fondo Cubano de Bienes Culturales y como asesor del Ministerio de Cultura. Recuerdo el taller como un lugar maravilloso, donde todo el mundo tenía siempre algo interesante que compartir, bien sobre el último libro que estaba leyendo, sobre un disco o sobre la última película o exposición de arte. Eran unas tertulias ricas e interminables y su animador era precisamente Aldo Menéndez, un conversador incombustible.

En aquella Habana donde parecía que todo estaba a punto de pasar, pero en la que al final nunca pasaba nada, el taller de serigrafía fue por un tiempo el lugar preferido para aquellos que no queríamos ir a clases. Por el taller, que era lo menos parecido a un centro de trabajo, pasaron entre otros muchísimos más, los artistas Pepe Herrera y Francisco Bernal quienes, unos 20 años después de esas fechas, fundarían en Madrid dos de los mejores talleres de artes gráficas que he conocido.

Quien lo iba a decir, precisamente en el taller de Pepe Herrera, en Madrid y tantos años después, tuve el placer de realizar un proyecto de serigrafía artística que consistía en una una carpeta de obras de Menéndez, titulada Barby Cuba, 2004. En ella Menéndez retomaba la idea, tronchada por el triunfo revolucionario de 1959, de hacer una Barby cubana. Fue una tirada de 75 ejemplares, compuesta por 5 laminas cada carpeta. Antes, en 1986, terminando una de aquellas animadas tertulias en el taller Portocarrero él me había dedicado una serigrafía suya titulada Voz temporal, 1986. Un collage de distintas imágenes, pero dominado por un rostro negro satinado, como sacado de un negativo fotográfico. La nariz, los ojos de grandes cuencas y la boca dejaban ver por sus hendiduras, dedos, lagrimas y otros detalles que daban espesor subjetivo a la imagen. La obra lleva un texto inscrito “Como la muerte, la humedad de la noche, los requiere” del gran poeta mexicano Jorge Valdés.

Menéndez ha conservado ese acento por una poética figurativa. Y de alguna manera es a esa figuración -reinterpretando el collage modernista-, elegante y culta, aristocrática y canalla a la vez, a la que se enfrenta el espectador en una exposición como Retratos en chino. Aldo Menéndez Retrospectiva 1999-2019. El montaje de esta exposición tiene un componente coral porque, de un lado, se unen las voces de 70 obras (en alusión a sus 70 cumpleaños) sobre tela dispuestas a la manera de una gran instalación que da título a la muestra Retratos en chino (….). Del otro, 30 obras en gran formato que incluye serigrafías y pinturas de importantes exposiciones en la etapa 1999-2019. En total 100 obras que hablan de la capacidad de Menéndez para pulsar nuestra realidad, empleando un compendio de imágenes que toca también el archivo personal. De esta capacidad para combinar, reciclar, yuxtaponer y sintetizar iconografías hablan obras como, por ejemplo, A gusto del consumidor (2018), Artificioso y místico, 2019 o Cuba apuntalada, 2012-2019. Son obras donde salen a relucir también el oficio de las artes gráficas, imágenes cuya expresión se asienta tanto en las técnicas pictóricas como también en las del diseño.

Henry Ballate, curador de la Rodríguez Collection y del Kendall Art Center, hace un muy completo repaso, no solo de estos últimos 20 años de creación, sino también un viaje, una especie de compendio sobre aquellos intereses y paradas estéticas más visibles en su trayectoria. Como reconoce el crítico Samuel Beck en la publicación con motivo esta muestra, el espectador puede advertir “elementos de la abstracción gestual, el pop art, el conceptualismo y el foto-realismo; o la fotografía en si, alrededor de la que gravita su obra, partiendo del collage, el fotomontaje y la experimentación con diferentes procedimientos y técnicas de reproducción”. Y añade Beck respecto al modo en que Menéndez trabaja las imágenes: “Lo mismo que en sus trabajos anteriores, continua explotando lo alegórico, lo aleatorio, lo lúdico y lo irónico, pero en especial el humor y la crítica”. Es ese humor con toque satíricos el que distingue el espíritu de muchas de estas obras a la hora de tratar las diferentes temáticas aquí presentes. Por lo que si bien es cierto que esta muestra testea el repertorio técnico y expresivo en este tramo de tiempo, también lo es que visita todas aquellas temáticas que más han interesado al artista. Por ejemplo, la obsesión en la vida actual por el cuerpo, entendido como horizonte estético de belleza manipulable, la panacea del consumo y el culto a una visión engañosa de la felicidad. Pero también la sexualidad, los tópicos sobre la identidad cultural, y la moda de lo novísimo como estigma del tiempo acelerado que vive la sociedad, son algunos de los temas que resaltan en esta muestra.

Dennys Matos es crítico de arte y curador independiente. Reside y trabaja entre Miami y Madrid. dmatos66@gmail.com.

“Retratos en chino. Aldo Menéndez Retrospectiva (1999-2019)”, Kendall Art Center, 12063 Sw 131 St., Miami. Hasta el 5 de octubre.

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