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Quemar las naves…

Jorge Santos, Return to Inocence, 2016, mixed media on canvas, 93 x 114 in

‘’El hoy fugaz es tenue y es eterno;

otro cielo no esperes, ni otro infierno’’.

Jorge Luis Borges (El Instante)

Creo pertinente mencionar un hecho: hace solo unos meses que vivo en Miami. Lo creo pertinente porque así algunos podrán entender el asombro que provoca en mí todavía el encontrarme en cada esquina un letrero en español o un cafecito cubano. Amén de lo anterior, mi texto, como es lógico, no intenta abordar la posición cimera que sostiene nuestra cultura en esta ciudad, sino que nace como producto de esa misma mezcla dulcísima entre la fanfarria carnavalezca y el ímpetu refinado. Nace de frente a la obra de cinco artistas (Noel Dobarganes, Flandez Hernández, Raúl Proenza, Tony Rodríguez y Jorge Santos) cuya obra, reunida bajo el sugestivo título de "Trans-figuration" en las salas de Kendall Art Center (Agosto-Septiembre, 2017), se me propone como una muestra más de sociología que de artes plásticas.

Me es agradable reconocer en cada trazo no solo la formación cubana, sino también ese sentido temático insular del que somos hijos obligatorios, marcados por los condicionamientos que la isla nos instaura, que el sentir caribeño nos propone. Sin embargo, no quiero decir con lo anterior, ni que la obra de estos cinco es una obra caribeña, ni que los cinco son una unidad. Si antes solía pensar que una pieza tenía el poder de delatar dónde y bajo qué circusntancias había nacido, en la actualidad todo me resulta demasiado complejo, siéndome casi imposible afirmar de frente a tanta globalización y “transplantaje” si la producción de Raúl Proenza (por ejemplo) es cubana o miamense. Al final del camino, las catalogaciones me parecen innecesarias, aunque aún siga vislumbrando en estas paredes el mar y el sol tropical que nos inundan.

Raúl Proenza, Metamorphosis, 2017, coffee, ink and charcoal on canvas, 48 x 60 in

Así las cosas, habría que pensar en un núcleo amalgamante para justificar el hecho de que estos artistas se nos presenten juntos en Kendall Art Center. Un hecho que, sin lugar a dudas, debe ser mayor que el solo planteamiento de que todos son cubanos radicados en Miami, porque a la postre ¿cuántos artistas no tenemos al alcance de la mano que cabrían en ese mismo grupo? Vale aclarar que la idea del Centro no estriba en presentar un corolario de la producción contemporánea colindante a él, sino en dejar entrever una fracción de la misma, un ejemplo de lo que es, un cartel de bienvenida a lo que serán las exposiciones futuras pensadas bajo el mismo emblema de acercamiento a la plástica actual, de Cuba y del mundo.

Ahora bien, esta pentarquía que hoy se nos presenta no ha sido seleccionada por azar. Si los autores que la conforman están hoy de frente a nosotros es porque existen hilos internos que los conectan. En primer lugar, hablaremos de uno evidente: la amistad que los condiciona, el trato íntimo que sostienen no solo como personas sino también como artistas, donde cada creación se ve de alguna manera tocada por su compañera. La presente, no obstante, nos llega como la primera vez en que estos artífices se unen para componer en exclusividad la historia que los motiva. Si bien en ocasiones anteriores han sido incluidos en muestras colectivas de gran envergadura, nunca antes habían expuesto ‘’de tú a tú’’, como un grupo cerrado, como una seña de instintos que merodean entre lo figurativo y lo abstracto. Y es que, en esencia, este tránsito entre un universo y otro es, sin dudas, uno de los ejes fundamentales a través de los que giran el título y la curaduría de la exhibición, en donde el visitante puede cuestionarse la veracidad de los referentes que lo increpan, o tomarlos como un hecho concreto. No existen límites en estas salas, no hay entre una pieza y otra la transición que necesita el paladar para adaptarse al gusto. Rompen la mirada paisajes que no pueden ser condensados en una u otra manera de crear. Abstracción y figuración van de la mano, fundidas, volviéndose más o menos evidentes en el modus operandi de estos artistas, en donde la “dimensión temporal” ha de atenderse como un asunto de referencia obligatoria.

Flandez, Before the wind , 2017, PVC, 186 x 30 x 36 in

Muchos han sido los autores que con anterioridad han tratado de aprehender El Tiempo, desde todas las latitudes y las manifestaciones posibles. Pienso, sobre todo, en la obra escalofriante y apocalíptica de William Blake y súbitamente me traslado hasta estas piezas donde hoy, de nuevo, Cronos agonizante se retuerce. Creo que en la producción de estos artistas, quizás sin que ellos mismos lo noten, se repite ese sentido de pertenencia/impotencia que el tiempo, cuando es interpelado como asunto de la creación, deja a su paso. Si no partimos de lo anterior no tendremos manera de entender esa dicotomía que provocan las obras de Flandez, en donde movimiento y estatismo parecen bisagras de la misma puerta. Es, precisamente, el instante como referente de la inmovilidad -que a la siguiente fracción de segundo será móvil-, lo que nos traduce el artista en sus esculturas, máximas exponentes tridimensionales de la muestra. Es el tiempo detenido bajo los tentáculos (¿tentáculos?) de sus piezas lo que nos hace cuestionarnos cuánto tardará en volver a vivir esa estructura suya, desparramada bajo las formas geométricas cortantes que la sostienen. A la postre, el mismo concepto que subyace en la concepción de la obra de Flandez, el uso del PVC como material primario, nos habla de un intermezzo en el que el ciclo temporal es violentado, o cuando menos, puesto en tentativa.

Noel Dobarganes, series Origami Kaboki, 2017, oil on canvas, 48 x 36 in

Por otra parte, encontramos las propuestas de Noel y Tony, cercanas ambas en su esencia compositiva, obras que parecen esperar el toque de marcha de sus creadores para desprenderse del estatismo que el tiempo les impone. Ahí esos ojos que nos miran de modo penetrante bajo la firma de Dobarganes; ahí esas imágenes de Rodríguez pertenecientes a universos paralelos. Flotando bajo distintos conceptos y diferentes modos de sostener el pincel pero de alguna manera hermanadas en vibra, la producción de estos dos creadores nos llega, como un Caballo de Troya, consciente de su mortalidad. Después, y muy cercana también en cuanto a ritmo, atendemos la obra de Proenza, su ingravidez, su sentido premonitorio y de calamidad, la inseguridad que le ofrece, como único gesto de compensación, a quien observa. Sus figuras siempre son un poco más que la superficie mostrada, llegan como espejismos de la imagen que proyectan, mientras los originales se pasean por la sala con nosotros. El tono místico, esotérico que emanan es un inconfundible rasgo de su autor, así como la ventura de la composición es propiedad de Noel y la exquisitez del trazo, la calmada gestación de las escenas oníricas le pertenece a Tony.

Tony Rodríguez, The citadel, 2016 , oil on canvas, 48 x 36 in

Finalmente, chocamos con Santos, en quien mejor las tragedias del tiempo se traducen. La obra de este último artista sostiene el extremo de la cuerda que debe ser cortada por las moiras griegas. Sus personajes etéreos nos lo confirman y en ese mundo inofensivo en que se mueven todo parece -si es que pudiera ser- más inestable que en el nuestro. Sus miradas no están congeladas en la imagen, sino descongeladas, derretidas, traicionadas como cuando todos se van y nosotros les decimos adiós desde la orilla. Allí, en ese mismo punto, quizás un barco de Tony descubra, después de tanto viajar, que no existía salida ni camino de regreso.

Ese, el momento de catarsis en el que comprendes que la única solución posible era quemar las naves.

Roxana M. Bermejo, La Habana,1992. Historiadora y crítico de arte. Licenciada en Historia del Arte por la Facultad de Artes y Letras de La Universidad de La Habana. En el presente se desempeña como Editora de revista académica de perfil independiente Art Solido. Merecedora por su libro Bitácora del sujeto ausente, del Primer Premio Novel Internacional de Poesía Universitaria Cátedra Miguel Hernández de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Alicante (España, 2016). Participante en diversos eventos nacionales e internacionales, relacionados con la cultura caribeña y latinoamericana. Textos suyos de perfil investigativo han sido publicados en espacios como la revista y el Tabloide Artecubano, AMANO: Oficio & Diseño, FullFrame, y el portal digital cinematográfico Cuba Now.

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